Aprendiendo a trabajar
Cada primero de mayo nos saludamos y nos recordamos que mierda es trabajar. Tratamos de utilizar este día para relajarnos del constante estrés al cual nos enfrentamos día a día en el trabajo. Desafortunada, este año el día del trabajador cayó un domingo, cuando por de facto nadie trabaja. Es una lástima no tener un día más de descanso en el año, pero al mismo tiempo nos demuestra con qué tan poco nos contentamos. El día del trabajador no es un día para recuperar las energías perdidas luego de una exhausta semana de trabajo. No, el primero de mayo no es un domingo más. En este día se celebra la labor del trabajador y su lucha por reivindicar sus derechos. Es un día para reflexionar qué pasa cada lunes en la mañana cuando millones de personas se levantan para mantener al mundo en movimiento, a pesar de no saber hacia dónde se están enrumbando.
Sin embargo, muchas veces la gente piensa que en el primero de mayo se celebra el trabajo, dejando al trabajador en segundo plano. ¿Pero es esto realmente erróneo? ¿Por qué el trabajador no podría celebrar su labor? El problema es que nuestro quehacer como trabajadores no nos pertenece desde el momento en el cual nuestro producto o servicio entra en el mercado. Nadie sabe para quién y para qué trabaja en este sistema nihilista. Nos pasamos casi todas las horas trabajando por un salario que llega a fin de mes y no por lo que se trabaja diariamente. Nuestra mente nunca esta donde estamos. En cierta manera no sabemos qué es trabajar.
No, no explicaré qué es trabajar auténticamente. No lo sé y si lo supiera no se los diría porque el problema no es la solución sino la incapacidad de ver el problema. El gran obstáculo es caer en la ilusión del buen trabajador como el dócil esclavo que labora ciegamente. La solución solo es posible si hay la voluntad de confrontar este estas falsas ilusiones. Solo así comprenderemos cómo exigir un mejor ambiente laboral es demandar un mundo en el cual trabajar podrá ser celebrado.