Run Run: Los cien días de un zorro andino
Han pasado 100 días desde que Pedro Castillo juramentó como el nuevo presidente de la república. Aunque no lo parezca, han pasado 100 días... 100 largos días, durante los cuales miles de cosas ocurrieron. Un premier y un par de ministros destituidos, fracturas entre la bancada oficialista, maquinaciones para una vacancia express, y muchísimas otras cosas que han hecho de la política un controvertido pero entretenido espectáculo. Sin embargo, luego de cien días de un gobierno sin rumbo, lo mejor que podemos hacer es hablar de Run Run, el zorro andino que fue confundido como perro y anduvo escabulléndose de sus captores por varios días.
Usualmente, los medios de comunicación utilizan muchas herramientas para distraer y atraer la atención del publico. Muchas veces nosotros mismo deseamos esa distracción para olvidarnos de los malestares que transcurren día a día. La historia de Run Run podría ser una distracción más. Tal vez lo sea, pero esto no nos explica el porqué de su popularidad entre las personas. Algunas personas pudieron simplemente haber tomado la confusión entre perro y zorro como una irrisoria noticia sin ningún otro trasfondo. No obstante, muchas personas simpatizaron con el escape de Run Run y se sintieron afectadas cuando fue capturado y enjaulado. Interpretaron la historia de Run Run como el trágico destino de un animal salvaje que fue domesticado dentro de la civilización para comportarse como mascota cuando su instinto animal se lo imposibilitaba. Aunque esta interpretación tiene un sustento valido, es al mismo tiempo la proyección de nuestro deseo escapista, nuestro deseo de seguir el camino de Run Run e huir de nuestras responsabilidades para nunca más sentir ese malestar en la cultura. ¿Pero es esto acaso realmente sobre Run Run o sobre nuestro deseo de escapar del hecho de que somos responsables de cada decisión tomada en nuestras vidas?
Run Run se convirtió en pocos días en un icono de libertad, confusión e injusticias. No faltaron los memes comparando la confusión de Run Run con Pedro Castillo, como si en vez de maestro nos hayan vendido un burro. Es obvio el racismo y clasicismo que colorean estos memes, sin embargo, este no es el único significado que se le puede dar a esta comparación. De alguna forma la prensa vendió a Castillo como un aguerrido comunista, pero luego de cien días nada esta claro. Luego de cien días nadie sabe qué rumbo esta tomando este gobierno. Run Run fue fácil de identificar, no era un perro. En el caso de Castillo, su identificación es más ambigua, ya que aún huye de tomar el mando de la nación.
En general, la izquierda siempre tiene este mismo problema. La izquierda sabe movilizar gente, demandar cambios, pero al momento de gobernar la historia es otra. ¿Qué hacer con el sistema, subsanarlo o erradicarlo? En la mayoría de los casos, la izquierda cuando esta en el poder traiciona sus ideales y se rinde ante la presión neoliberal. En otros casos, la izquierda se mantiene al margen del capitalismo, esperando la anhelada revolución. En ambos casos, un rumbo es tomado. En el caso de Castillo, esta decisión aún parece no haber sido tomada. Castillo sigue escapándose de esta decisión al mismo estilo de Run Run. La facción radical de Perú Libre ve en Castillo a un traicionero, mientras que la extrema derecha sigue viendo a Castillo como un peligroso comunista. Claramente, es difícil tomar una decisión como esta, pero lo que también debería ser claro es que esta decisión no solo es o traición o revolución. Gobernar siempre implica cierto sacrificio, lo cual no implica que este sacrificio no sea necesario para cumplir los objetivos propuestos.
Luego de 100 días las cosas deberían estar definidas. Castillo debería dejar de correrse de su responsabilidad como gobernante y sacrificar lo que sea necesario para cumplir con sus objetivos.