Reactivando burbujas neoliberales
Después de unas amenas fiestas patrias, donde nuestro grandísimo presidente dio a la nación un discurso sumamente ‘inclusivo’ (populista), algo insólito ocurrió en la política peruana. Como muchos deben saber, el congreso denegó por mayoría el pedido de confianza al Gabinete Ministerial liderado por Pedro Cateriano; sin duda alguna, un golpe bajo para el gobierno de Vizcarra. A pesar de ello, lo inaudito fue el trasfondo político por el cual esta aparente “traición a la patria” se produjo.
Parte de este espectáculo de locos, fue ver a la gran mayoría de la bancada fujimorista conceder jovialmente el pedido de confianza después de años de simplemente ser nada más que una piedra en el zapato del ejecutivo. Al parecer, la bancada opositora finalmente estuvo de acuerdo con las políticas de Vizcarra. Pero esto era de esperarse, uno podía sentir la alegría fujimorista mientras Vizcarra proponía en su discurso presidencial una virtual alianza neoliberal para “reactivar” al Perú. No obstante, dadas las circunstancias, lo realmente inesperado fue presenciar a los partidos políticos de derecha de Podemos y APP votar en contra de esta alianza neoliberal solo porque sus intereses privados se verían afectados… Al mismo tiempo, de alguna forma uno puede sentir que esto no fue nada inusual. Lo ocurrido el día de votación es algo inherente a nuestro sistema político — la derecha (pro-empresa) es incapaz de velar por los intereses ‘públicos’ de la nación —.
Tal vez deberíamos darles gracias a Podemos y APP, no por obstruir al gobierno en medio de una pandemia, sino por revelar la incapacidad del sistema neoliberal por dar soluciones elocuentes ahora cuando el mundo más lo necesita. Tal vez fue una reactivación fugaz, tan fugaz que estos políticos querían beneficiarse inmediatamente del pacto pro-empresa que avala por el beneficio de las grandes empresas... Obviamente, esto es simplemente una fantasía perversa que las grandes empresas quieren preservar a pesar de que la realidad salubre y económica de los peruanos sea otra. No obstante, esta fantasía es una más de las múltiples fantasías que tienen como único principio maximizar sus defensas contra la dura realidad de este mundo, que se comporta aún más insoportable cuando las contradicciones de estas fantasías rondan en las calles como un virus buscando infectar todo a su paso.
Para Peter Sloterdijk, un filosofo alemán contemporáneo que se acerca más a la derecha que a la izquierda, el mayor problema del capitalismo es su inhabilidad de planear a largo plazo, ya que el beneficio privado se estanca en el presente con una nefasta indiferencia por el futuro. Aunque esto sea un problema par el capitalismo, este aspecto es inherente a su lógica. Para Marx, la ideología capitalista tiene como único propósito reificar el mundo para mantener como único orden social posible aquel que vea en todo objeto (y sujeto) una mercancía por intercambiar. Este fetichismo no solo reproduce las posibilidades de producción capitalista, pero también produce una subjetividad individualista que se le es imposible sentir el mínimo interés por los otros que yacen al límite de su mundo — límite donde es posible que entendimientos e intereses en común emerjan —. Dicho esto, es fácil entender como el neoliberalismo es incapaz de penetrar dentro de lo que yace más allá de sus intereses privados, solo por el miedo a reventar su burbuja que tanta seguridad le dispone.
El gobierno peruano convive con este dilema neoliberal cada día de esta pandemia. Por ahora, su nueva meta es reactivar la economía a través de beneficiar a las grandes empresas. Pero, ¿es esto lo más importante para el pueblo peruano? Sabiendo que el coronavirus persiste en las calles porque muchísimas personas trabajan informalmente para subsistir, ¿no seria mejor apoyar a estos pequeños comerciantes? Sabiendo que la suspensión perfecta ha causado un incremento monumental de desempleo, ¿no seria mejor defender los derechos de los trabajadores por mantener sus puestos de trabajo? Sin embargo, es muy difícil que un estado capitalista vele por los intereses del pueblo, especialmente en momentos de crisis, dado a que la gran mayoría de seres humanos se sitúan en el limite de esta burbuja capitalista.
A pesar de los limites del estado neoliberal, la debilidad del neoliberalismo yace en este limite; ya que solo es necesario velar por el interés común para ver reventar la burbuja que empaña lo real de este fraccionado mundo. Puede sonar imposible, pero en momentos como estos, las acciones imposibles son inevitables si queremos subsistir como humanidad.Aunque imposible, hacer reventar esta burbuja es demasiado simple. Solo pinchazo, solo eso es necesario.